“TANGO NUEVO” por Gustavo Naveira

Las clases sociales
Ciertamente, hoy en día podríamos hablar de un tango nuevo.
Históricamente el tango ha sorprendido a los analistas por sus efectos en las clases sociales. Tal es así que se ha hablado de que por ejemplo en Buenos Aires, el tango ha surgido en las clases más bajas, realizando luego su ascenso hacia las clases altas o aristocráticas. Hecho que para muchos ha sido trascendental para el tango. Se ha dicho también que por el contrario en Europa el tango hizo su aparición en las clases altas y luego descendió hacia la burguesía.
Si bien este juego de ascensos y descensos pudiera ser cierto, resulta mucho más interesante remarcar que precisamente, lo que ocurre hoy en día con el tango en todo el mundo, no tiene ninguna relación con ningún tipo de movimiento entre clases sociales.
Y este hecho es remarcable justamente porque hoy en día acceden al tango bailado personas de todo tipo de extracción social, más aún, personas de todo tipo. No hay restricciones. Encontramos ricos, pobres, intelectuales, neófitos, prestigiosos, despreciables, famosos, desconocidos, inteligentes, brutos, gordos, flacos, ejecutivos, operarios, lindos, feos, clase vip, clase económica, grandes empresarios, vendedores ambulantes, funcionarios públicos, desocupados, aristócratas y cualquiera. Lo que realmente importa es que baile bien. Sería entonces esto uno de los primeros elementos importantes que estaría demostrando la presencia de un “tango nuevo”.

La vida moderna
Por otra parte, debemos tener en cuenta que el mundo actual presenta necesidades muy diversas de aquellas de antaño cuando el tango alcanzara su apogeo en los 40. Y aún mayor es la diferencia comparando con la época del nacimiento del tango en los inicios del siglo XX. Hoy en día la gente vive bajo una presión mucho mayor generada fundamentalmente por el avance tecnológico, el bombardeo informático y el inusitado crecimiento de las comunicaciones. Ante esta situación el tango suele aparecer como una gran revelación, refrescante y renovadora, efectivamente capaz de aliviar esas presiones.
Con el objeto de resumir el análisis, dada su complejidad, y también de inducir al lector a la reflexión, me permito puntualizar aquí algunos atractivos del tango de hoy, que resultan a la vez en muchos casos soluciones para los problemas de la vida moderna:
La posibilidad de participación personal directa. No se es sólo espectador u oyente.
El encuentro con el otro sexo. El interminable juego de rodeos en el acercamiento entre el hombre y la mujer.
La reubicación de los roles en la pareja, a través del juego dado en el baile.
El desarrollo de la percepción sobre el otro, necesaria e imprescindible para bailar.
Remedio para la soledad.
La posibilidad de evadirse en el juego de la improvisación.
La sensación de infinitud de las posibilidades coreográficas (infinitud que además es real)
La sensación de poderío que otorga la capacidad de dominar tal complejidad en el baile.
La posibilidad de destacarse de manera real. La imposibilidad de mentir sobre la capacidad de cada uno.
Remedio para el stress.
La posibilidad de relación social y el sentimiento de pertenencia resultante de la reunión en grupos de actividad específica.
La posibilidad de diversión, distracción y entretenimiento, plenos de contenido.
El placer de lo raro, lo diferente, lo nuevo, lo exótico.
Internarse en un mundo que está fuera del control del Estado y de las grandes corporaciones, y de las presiones que estos ejercen habitualmente sobre la población. La milonga siempre es un hecho un poco escondido, que ocurre en los lugares más insólitos, cualquier día de la semana y a cualquier hora.
Etc.

Los años cuarenta
Otros elementos importantes para el análisis surgen de observar todos (o bien la mayoría) los bailes de pareja de antaño. Inmediatamente detectamos que aquel fue un movimiento mundial que tuvo su apogeo en los años cuarenta y cincuenta y terminó hacia los años sesenta.
Cuando nos referimos al auge de los cuarenta y cincuenta estamos hablando de un fenómeno relacionado fundamentalmente con la música. El baile era sólo una manera de expresar la pasión y el fervor provocados por la música. No era el móvil esencial. Todo el ambiente de esa época generó un gran caldo de cultivo del que surgieron compositores, intérpretes y cantantes de características geniales e irrepetibles, que le dieron a la música obras de un valor incalculable.
Aquella década fue una explosión cultural, artística y social, que como ya se ha dicho tuvo además alcances similares en todo el mundo occidental, recuérdese el jazz en Norteamérica, la valse musette en Francia, el son en Cuba, el samba en Brasil, etc. .
Hoy es todo muy distinto, hoy se trata solamente de bailar. Hoy ni siquiera puede atribuirse este fenómeno del baile a un evento musical como en el 40 ya que bailamos música vieja. Hoy en día no existe ninguna música que pueda producir un impacto como el que se produjo en aquel momento, que provoque tal adhesión en la gente y la consiguiente necesidad de expresión a través del baile. Hoy existe la necesidad de bailar pero tiene otras motivaciones. Y entonces, se baila música vieja, simplemente porque no hay otra mejor, lo cual está demostrando que el énfasis está puesto exclusivamente en el baile. Se busca bailar bien el tango, lo mejor posible, y para eso se usa la mejor música. Por lo tanto aún cuando se baile igual o con los mismos pasos, las razones que empujan a la gente a bailar son distintas.

El estilo
Desde el punto de vista de la manera de bailar, llámese técnica, forma, estilo, etc. existe una gran confusión. Se llama Tango Nuevo a un estilo de baile, o se lo considera así, lo cual es un error.
Tango nuevo en realidad es todo lo que ocurrió con el tango a partir de los años ochenta. No se trata de un estilo.
Ocurre en muchas ocasiones que algunos bailarines mediocres aferrados sin remedio a un tango simplón y tristón, ante la lógica imposibilidad de destacarse, se llaman a sí mismos “tango tradicional”, con el objeto de otorgarse algún tipo de categoría. Al mismo tiempo, cuando se encuentran ante bailarines buenos, dedicados al desarrollo del baile, y demostrando capacidad, tratan de encasillarlos dándoles algún nombre tonto como por ejemplo “tango nuevo”, con el objeto de darse un estatus equiparable, confrontando tradicionales y nuevos. Creando con esto una infinita confusión. Nada más alejado de la realidad.
Las palabras “tango nuevo”, no son ni siquiera un nombre particular o un título (a excepción del tema musical de Piazzolla). Simplemente se trata del uso de nuestro idioma. Es así, que estas palabras expresan de manera directa a través de su significado literal lo que está ocurriendo con el tango bailado en general, o sea, que está evolucionando. El tango nuevo no es un estilo más, sino simplemente ocurre que el tango bailado está creciendo, mejorando, desarrollándose, enriqueciéndose, y por lo tanto vamos hacia una “nueva” dimensión del tango bailado.

El abrazo
Últimamente se discute con frecuencia, dentro de la comunidad de los bailarines de tango, sobre el problema del abrazo, dividiendo el baile en estilo abierto o cerrado, lo cual es también una gran confusión. Abrazo abierto o abrazo cerrado, bailar de lejos o bailar de cerca, son todas denominaciones antiguas. Se trata de una vieja forma de pensar resultante de la lógica falta de conocimiento de las primeras épocas. Esta simple y torpe división entre abierto y cerrado es a menudo la manera en que se expresan en general los que pretenden opacar la evolución del baile, con el objeto de evitar que su falta de conocimiento quede al descubierto. Hoy en día sabemos perfectamente que las distancias en el baile tienen una complejidad muchísimo mayor que un simple “abierto” o “cerrado”, las distancias son múltiples y además interactúan constantemente con otros factores. De modo que la estructura sobre la que se construye el baile está determinando y regulando permanentemente las distancias que se manejan. Es decir, que lo que está ocurriendo hoy en día, es que estamos en condiciones de utilizar “todas” y “cada una” de esas distancias sencillamente cuando lo deseamos.
Está bien aquella división para los principiantes o para los bailarines comunes que en general tienen una dedicación escasa o poco seria, y como consecuencia, bailan generalmente con una sola distancia, porque es la única que pueden manejar. Pero para los bailarines realmente dedicados, aquellos interesados en una profundización real y verdadera, esta simple división entre abrazo cerrado y abrazo abierto, no es en lo más mínimo suficiente.
De manera que ya no se trata de tal o cual estilo, sino que se trata de bailar bien. Hemos aprendido, y hemos desarrollado nuestro conocimiento. Con lo cual estamos obteniendo un baile de mayores posibilidades, de gran riqueza técnica y virtuosismo, y también de mucha más calidad artística, ya que este mayor alcance y dominio técnico, permiten el abordaje de la música y del hecho dancístico de una manera mucho más profunda.

Buenos Aires y el Mundo
Ocurre que como todas las cosas que se desarrollan, el tango bailado ha sufrido obviamente cambios toda vez que lo comparan con aquel de los años cuarenta. Y existiendo todavía hoy algunos representantes de aquellas generaciones, se pretende ingenuamente que aquel tango era y es el “correcto”. Tal vez ayuda también el hecho ya mencionado de que se baila la música vieja, la del tango “original”. Con lo cual el ámbito del tango de aquella época queda puesto nuevamente en marcha, la milonga es igual, la música es igual, el salón es igual, las mesitas son iguales… y lógicamente, por qué no se ha de bailar igual. Y claro, también lógicamente, estos representantes de aquel tango original pasan a ser de manera totalmente imprevista “los que saben”, aun cuando no se acuerden bien de cómo era y no sean siquiera capaces de identificar en forma neta por lo menos alguno de entre los pocos movimientos que se acuerdan.
Sin embargo todo este “revival” es sólo aparente.

Los mismos “milongueros” (término con el que se identifica a los representantes de aquellas generaciones, generalmente personas de más de 70 años de edad, los que paradójicamente no aceptan las supuestas nuevas formas populares del tango bailado, pero aceptan contentísimos que se los denomine “milongueros”, hecho popular totalmente nuevo ya que antiguamente “milonguero” era otra cosa) han cambiado su manera de bailar, incorporando muchos elementos del tango que se baila hoy (probablemente no se acuerdan bien cómo era antes y entonces toman algo de lo que ven a su alrededor) y algunos hasta se atreven a decir que creen recordar haber visto estos nuevos pasos ya en aquel entonces… Todo esto sin contar a los que se presentan como “milongueros viejos” (por la edad que tienen) y en realidad aprendieron a bailar el tango hace 4 ó 5 años…

Esta situación tan pintoresca y hasta un poco cómica, se da sólo en Buenos Aires porque aquí nació el tango argentino, y es aquí donde se encuentra toda esta gente que vivió la historia del tango. Pero en todas las grandes ciudades y muchísimas otras ciudades más pequeñas de todo el mundo, se baila hoy el tango sin tener ninguna relación con la cultura argentina, sin conocer la historia del tango, sin conocer la música, y sin la presencia de ninguna de estas “autoridades milongueras”. En todos los pueblos del mundo existen hoy asociaciones de personas que se reúnen para hacer prácticas, clases, milongas, espectáculos, festivales, congresos, etc., del tango bailado, sólo porque la gente se siente atraída por este baile especial que reúne características muy particulares. Son apasionados y hasta fanáticos del tango y no cuentan con el “background” cultural. Y francamente no les importa mucho si el tango que bailan es o no es exactamente el original, no dependen de ninguna supervisión de ningún señor milonguero. Se busca la calidad del baile, y en algunos lugares se ha llegado a niveles muy altos. Buscan el desarrollo del baile por el placer de bailar, ya que el tango bailado en sí mismo es interesante, venga de la Argentina o de cualquier otro lado.

Y esta es una situación totalmente nueva. Jamás en la historia había ocurrido algo así, ni con el tango ni con nada. Tampoco se trata de la difusión de la cultura argentina (tontería mayúscula): ni los políticos ni los periodistas argentinos están siquiera enterados de lo que ocurre con el tango en el mundo. Nadie se ha encargado específicamente de ninguna difusión, el tango bailado es una realidad, se difunde solo, por sí mismo, de manera genuina sin la intervención de publicistas.

Es decir que esta presencia del tango en el mundo no está conectada con la historia del tango argentino, ocurrida en Buenos Aires. El tango en el mundo es un hecho completamente separado de la historia, único, nuevo, potentísimo, y además recién empieza. No se trata de un “revival”, no es el “retorno” de aquel tango original.

Por todo lo antes dicho es que hoy en día podemos hablar de un tango realmente nuevo.

Del Autor

Gustavo Naveira (Comodoro Rivadavia – 1960) es uno de los bailarines de tango más influyentes del siglo XX. Referente de una nueva forma de comprender esta danza popular, ha expandido y enriquecido las posibilidades del movimiento y la comprensión estructural del baile como nunca antes.
Con este artículo escrito en 2003, Gustavo Naveira nos introduce a la forma de concebir y pensar el tango a partir de su investigación y desarrollo, abordando diversas problemáticas del género desde una perspectiva social y pedagógica con profundo sentido filosófico y morfológico.

8 Comments

  1. Manuel Jerónimo 14 abril, 2021 at 10:32 am - Reply

    O conteúdo deste artigo já não é novo para mim, mas sou admirador de Gustavo Naveira. Obrigado.

  2. Nahir 14 abril, 2021 at 1:34 pm - Reply

    Excelente.!!

  3. Sabina 14 abril, 2021 at 2:15 pm - Reply

    Exelente

  4. Amaia 14 abril, 2021 at 10:29 pm - Reply

    Me gusta el artículo.
    Bailar tango es algo más que un tipo de abrazo o unos pasos numerados. Hay que sentir el momento, hacer de tres, uno, respirarlo. No se puede limitar a un estándar.
    Gracias por la opinión. Estoy totalmente de acuerdo. Muy bueno.

  5. Moreno Orsatti 16 abril, 2021 at 5:55 am - Reply

    Articolo completo, ricco e articolato. Tanti spunti di riflessione e crescita per un tango “a tutto tondo”
    Gracias Gustavo

  6. Sebastián 16 abril, 2021 at 7:02 pm - Reply

    Ya lo compartí en facebook, increíble lo actual del artículo. Realmente impresionante, Gustavo Naveira demuestra en la lucidez de este texto que un maestro de tango es o debería ser mucho más que un simple docente.
    Me gustaría leer el parecer del gran Naveira sobre los campeonatos y sus efectos. Y la realidad artística actual.

  7. Jürgen Pichler 17 abril, 2021 at 12:23 pm - Reply

    Bien dicho, gracias por su pensamientos.

  8. Rafael Martinez 13 julio, 2021 at 6:55 pm - Reply

    El TANGO es uno, y cada cual lo siente y lo interpreta de una forma distinta. Cada entrada a la pista es un tiempo diferente y dependerá del estado emocional de la pareja la forma en como lo baile, cuando se trate de dar rienda suelta al sentimiento.

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